La diferenciación clave para triunfar en política

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“Cuando los ciudadanos reciben elementos de comparación se genera un escenario mental paralelo que los lleva a adoptar percepciones diferentes.”

Querer ser político en estos días pareciera estar de moda. Sin embargo, no basta con querer ser político primero hay que parecer político. Y no sólo eso. Hay que generar una imagen política: única, diferente, aspiracional y seductora.

Vemos pre-precandidatos que en el ímpetu de comenzar su promoción han empezado con el número uno del manual mediocre de hacer campaña a la antigua: “pintar bardas a lo wey”.

Las cosas no volverán a ser iguales, ni para unos ni para otros. Si tuviera que buscar una palabra que definiera los procesos electorales sería, sin lugar a duda: competencia. Desde las internas de cada partido, hasta la elección estatal habrá que competir.

La competencia se dará en dos pistas. La interna, en el corazón de los militantes y la contienda abierta, que medirá el posicionamiento de los candidatos no en la mente de los votantes, como algunos piensan, sino más bien, en su corazón.

Cuando se compite bajo las mismas reglas, y peor aún, con las mismas estrategias, los ciudadanos, poco pueden entender a nivel beneficio qué perfil es diferente a los demás.

El político se tiene que ver a sí mismo como un producto, el cual tiene que diferenciarse de los demás a través de técnicas de marketing y publicidad que vendan el resultado del análisis y diseño del concepto primordial: su imagen pública.

Por todo esto, le comparto algunos consejos que podrán apoyarlos en la construcción de su imagen pública.

1.- Resulta fundamental realizar un análisis D.A.F.O. (Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades) del candidato y del partido.
2.- Generar un escenario comparativo para diseñar su imagen pública.
3.- Reconocer sus mejores atributos para potencializar su marca y desmarcar la imagen del político tradicional por un político fresco.
4.- Coordinar el guión del mensaje de campaña con la imagen que articulará el político.
5.- Buscar elementos de poder, seducción y pertenencia.
6.- Entender la imagen ambiental para jerarquizar y empoderar a nuestro político
7.- Diseñar el Lenguaje Corporal del político que lo relacione con su línea discursiva.
8.- Rescatar la esencia de nuestro perfil, evitando generar una imagen falsa.

Y recuerde, la imagen vende le guste o no.

Fuente: elcuerponomiente.com