¿Estás preparado para comunicar tus ideas políticas en un mundo sin publicidad?

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Por: Daniel Eskibel

84 % de los menores de 35 años desconfía de la gran estrella publicitaria, la publicidad televisiva.
Ya sabes que estoy más cerca de los 60 que de los 35 (y si no mira los blancos y grises en mi cabeza y en mi cara…). Pero también mis pautas de consumo de medios cambiaron mucho y mi exposición a la publicidad es mínima:

  • No miro televisión abierta ni escucho radio ni leo periódicos en papel
  • Veo series y películas en Netflix
  • Escucho música en Spotify Premium o en mis viejos CD
  • Leo libros, claro
  • Miro algunos eventos deportivos o programas periodísticos en unos pocos canales de cable con mínima publicidad
  • Navego internet con un bloqueador publicitario (somos más de 200 millones de personas que lo hacemos…)
  • Escucho podcasts

¿Cómo me llega la publicidad, entonces?
Marginalmente…

Observa tu entorno.
Estoy seguro que vas a encontrar muchos casos similares. Verás que la cantidad de personas impactadas por la publicidad está en retroceso.

No soy solo yo. No es solamente tu entorno. No es solo el caso de los 200 millones que bloquean la publicidad para navegar en internet. No es solamente ese 84 % de los menores de 35 años que desconfía de la publicidad televisiva.
No es solo eso.
Es una tendencia.
Una tendencia que pone en aprietos a la comunicación política.

Comunicación política del siglo 20: el modelo publicitario

El consumo de contenidos siempre ha sido relevante para la humanidad. Contenidos informativos, educativos, entretenidos o divertidos.
Y la norma siempre fue, a lo largo de la historia, consumir esos contenidos sin cortes, sin interrupciones, sin la irrupción de contenidos ajenos a la voluntad del consumidor.

La publicidad como interrupción ha sido la excepción histórica. Su reinado ha sido breve pero potente. Y ahora está amenazado por un hecho muy simple: los usuarios queremos, cada vez más, consumir los contenidos que nos interesan sin ninguna clase de interrupción.

La tendencia amenaza muchos negocios pero también amenaza un modelo de comunicación política basado en la publicidad. Fue el modelo dominante en el siglo 20 y sus características son conocidas:

  • Durante el período entre 2 elecciones la comunicación política juega en el circuito cerrado de la política y se despliega entre gobernantes, opositores, partidos políticos, dirigentes, militantes activos, líderes de opinión y periodistas especializados.
  • En tiempos próximos a la elección comienza la llamada ‘campaña electoral’ y entonces la comunicación política busca romper la estrechez del circuito cerrado y llegar al gran público.
  • Durante la campaña electoral la gran estrella de la comunicación política es la publicidad intensiva en televisión.

Aquí radica, justamente, el problema: si el gran público continúa retirándose de la publicidad, entonces todo el modelo recibe un misil en su línea de flotación. Es como un gran espectáculo que se prepara y se ensaya durante años pero que a partir de su estreno funciona a sala vacía.

Cuando la sala está vacía, por otra parte, crece exponencialmente el riesgo de que cualquiera se robe el espectáculo. A veces basta con llegar desde fuera de la sala y llamar la atención con algunos gritos o con gestos ampulosos, por cierto.

No todo está perdido, de todos modos. Y la comunicación política, aún en este contexto, tiene su oportunidad. Pero para ello debe descubrir nuevos caminos.

El siglo de la psicología y la estrategia de contenidos

No tienes que ser Freud para tratar de comprender la psicología política de los ciudadanos de nuestro tiempo. Tampoco tienes que hacer que se recuesten sobre un diván.
Sí tienes que observar. Preguntar. Leer. Pensar. Y sacar conclusiones.

¿Los ciudadanos quieren más publicidad política?
No.
¿Y entonces qué es lo que quieren?
Más y mejores contenidos.

Como siempre: contenidos para entretenerse, para disfrutar, para divertirse, para informarse, para pensar, para aprender. Para todas estas cosas o para alguna de ellas. Pero contenidos. Cada uno tiene sus preferencias: textos, imágenes, vídeos, audios, eventos…pero siempre contenidos.

Esa psicología del ciudadano le marca el camino a los políticos: estrategia de contenidos. Por eso, cuando pienses en tu estrategia y en tu comunicación política para el próximo tiempo, considera en primer lugar estos ejes:

  1. Convierte a tu partido político (o a ti mismo) en una fábrica productora de contenidos
  2. Decide qué tipo de contenidos vas a producir y con qué frecuencia
  3. Crea contenidos de calidad con mucha dedicación y constancia
  4. Difunde sistemáticamente esos contenidos para que tu público objetivo los consuma y los comparta
  5. No te detengas, sigue adelante, mantén siempre la rueda en movimiento

Tienes que salir a la lucha y comunicar tus ideas políticas de acuerdo a la psicología de las personas. Estrategia-Psicología-Contenidos es el nuevo mantra. Si quieres profundizar en esta dirección, infórmate sobre el Laboratorio de Estrategia Política. Allí encontrarás educación online actualizada sobre estrategia política de contenidos basada en la psicología. Las inscripciones están cerradas durante el 90 % del tiempo, pero de todos modos podrás recibir información al respecto ingresando tu nombre y tu correo electrónico.

Fuente: Blog Maquiavelo&Freud